Lo Que Nos Hablan Los Muros: El Arte y el Espacio Público

Lima se caracteriza por ser un paisaje gris, de un clima gélido que se pega en el concreto de los muros, edificios, barrios y aceras de la ciudad. Como habitantes solemos desplazarnos por diversos espacios dentro de la cartografía limeña, atentos muchas veces a lo que nos marca el reloj o el teléfono móvil, pero ciegos a lo que las calles nos muestran a través de sus paredes. Una mirada sobre la escena urbana nos permite contemplar cuanto ha variado la arquitectura de Lima y los distritos periféricos a través del tiempo, sobre todo si nos concentramos en el color que se le ha dado a los espacios públicos, en los últimos años, transgrediendo el sentido de nuestras miradas acostumbradas a un ambiente de ciudad monocroma. En este sentido, los artistas están jugando un rol muy importante, puesto que en los últimos años han transformado distintos puntos de la capital en lienzos pictóricos, con mensajes y trasfondos que tratan de articular el sentir ciudadano, a través de la pintura mural y el grafiti. El lenguaje visual y el espacio público convergen haciendo que la vida en la ciudad fluya en una suerte de dinámica donde las retinas se afectan, afectando a su vez el recuerdo de quienes la habitan. Pero ¿qué es el espacio público? O seria mejor señalar ¿el espacio de los públicos? desde esta perspectiva “lo público” está constituido por las relaciones sociales y las practicas culturales que se realizan en esos espacios, que el desarrollo urbano definió como “áreas comunes”: la calle y los parques. Así las cosas y el espacio, más allá de sus características físicas, es una construcción social e histórica, tan cambiante como las culturas, tan dinámica como las tradiciones y tan compleja como las identidades. Marc Auge (1996), en su trabajo acerca de "Los Lugares", plantea que estos se pueden categorizar como “lugares de identidad, de relación y de historia” y se refiere a la aplicación que estos tienen, tanto en la construcción de las identidades, como en los procesos de apropiación de los mismos. Por su parte, André Leroi-Gourhan (1971) argumenta que el espacio que se habita se organiza, no sólo obedeciendo a una necesidad técnica, sino que, como el lenguaje, expresa de manera simbólica un comportamiento globalmente humano, recalcando la construcción de sentidos que los espacios producen en los seres humanos.

Todo esto podemos materializarlo en lo que sucede en nuestro entorno actualmente, donde cada día vemos como el arte, desborda los limites de los museos y las galerías, para formar parte de nuestra cotidianeidad. Casos como los de San Juan de Lurigancho, Villa María del triunfo o Villa el Salvador son claros ejemplos de este desborde; distritos donde, instituciones como la línea uno del tren de Lima, están jugando un rol muy importante, al fortalecer este nexo entre arte-espacio y comunidad. Como señala Aurelio Carlos B. docente de la ESABAP, “Los murales tienen ahora cabida en espacios públicos tales como colegios, instituciones importantes, parques, fachadas de restaurantes y salas de locales de diversión. Además, los menesteres del muralismo ya no son percibidos como actos vandálicos y emergen mas bien como manifestaciones culturales”. Un apartado análisis merece hacer sobre el centro histórico de Lima, donde las posturas políticas de turno, la administración y la forma de preservar una ciudad emblema y patrimonio de la humanidad, produjo una regulación de los espacios y la normatividad sobre los mismos. Sin embargo, la irrupción de prácticas como las artísticas, de alguna forma han contribuido a la desestructuración de este orden. Otro factor que hace aun mas enriquecedor el vinculo arte -espacio y comunidad, es la descentralización que esta adquiriendo sobre todo el muralismo en nuesto pais y en la región latinoamericana. que no se limita a un espacio estrictamente urbano- donde mucha falta hace, dicho sea de paso-- si no que va llegando a poblaciones y espacios, en zonas alejadas de la ciudad (Lima), colectivos de artistas que viajan llevando sus ánimos de pintar y su imaginación para dar alegría a otros pueblos y sobre todo a las nuevas generaciones de niños y niñas, que harán de nuestras ciudades un espacio lleno de color e imaginación.