Crónica de un robo anunciado

 

11:00 pm del último jueves se daba inicio al toque de queda ya acostumbrados por todos en estos tiempos. De pronto, los carros de la policía resguardan a un singular auto con un letrero en su parabrisas que lleva el nombre de la FIFA, y que acoge a la terna arbitral del reciente duelo futbolístico entre nuestra selección nacional y la reciente campeona de la Copa América, la verde amárela, en el camino a las eliminatorias del mundial de Qatar 2022; el carro en mención es protegido por temor a la reacción de las varias personas que esperan en las afueras de la calle José Díaz.


Pero vayamos horas antes de este hecho y pongámonos en contexto. Tal vez al iniciar al leer estas líneas sepas precisamente a lo que me estoy refiriendo, seas un aficionado del fútbol o no, seguramente tengas una opinión del asunto en mención; lo cierto aquí es que más allá de la noticia, esto representa un hito más en la historia de nuestro fútbol que sabemos todos,  y que incluso ha sido motivo de mención desde los ilustres ex futbolistas peruanos pasando por las afamados periodistas deportivas nacionales e internacionales , hasta nuestro casi saliente y siempre casi vacado presidente Vizcarra.


Escribo estas líneas ya con la emoción bastante controlada de una hincha apasionada por el fútbol, más estable y orientada a encontrar argumentos lógicos que intenten explicar lo acontecido la noche del jueves 13 de octubre, no es mi propósito aquí brindar un análisis futbolístico o puntuar a los jugadores en cada una de sus líneas, pero sí resaltar dos hechos relevantes antes y durante el partido que emanan y originan toda la polémica llamaba BASCUÑÁN.


La primera de ellas es la designación del árbitro en mención, la cual no tendría nada de extraño si no habláramos de un personaje bastante cuestionado y con antecedentes negativos en el ejercicio de sus funciones, por qué resulta tan difícil a una selección como la nuestra poder establecer una mínima presencia dirigencial frente a instituciones del nivel de CONMEBOL, en donde como todos sabemos el poderío brasileño y argentino se conoce tras bambalinas. En palabras de Juan Carlos Oblitas director deportivo de la FPF durante una entrevista a un canal de cable manifiesta: “No nos queda más que empujar el carro, tratar de no cometer errores, incluso hasta de omisión. Nadie va a evadir responsabilidades acá. Cuando hablo de omisión, me refiero a que nos hemos quedado todos. Lógicamente, cada uno tiene que hacer su trabajo en el área que le compete, pero nosotros vamos a estar mucho más pendientes de eso”, lo que no deja de ser cierto es que para una FPF con ex presidentes procesados judicialmente resulta una misión titánica hacerse un nombre y un voto en dicha confederación, dejando claro que queda mucho camino por recorrer en ese aspecto.


Mención aparte merece el famoso “codazo” de nuestro central Carlos Zambrano en perjuicio, sin temor a equivocarme, a uno de los mejores jugadores de fútbol de nuestros tiempos; Neymar. No hace falta ir muy atrás para preguntarnos si seguramente esta no será la última vez que hablemos de una tarjeta roja a Zambrano, esto ha sido motivo de múltiples opiniones. ¿Por qué le cuesta tanto al jugador peruano promedio poder sostener este tipo de emociones en situaciones adversas durante el juego? Mucho se puede decir de ello, sin embargo; a mi criterio creo que no se trata tan solo de la típica pregunta: ¿Tú no lo hubieras hecho? Probablemente la respuesta sea sí, pero queda muy al análisis explicar cómo y porqué es una tendencia casi natural en estas situaciones reaccionar de esa manera. Qué hubiera pasado si no hubiera existido esa reacción, es que acaso hubiéramos podido revertir el resultado con alguna magia de una “culebra” en todo su esplendor o con una “foca” buscando figurar en el gramado. De ser así el caso tengan por seguro que hoy no estaríamos hablando de la figura del árbitro y de sus evidentes errores en el cobro de los penales y su desequilibrio nada escondido para favorecer al rival peruano en el partido, sino por el contrario del triunfo contra todo y contra todos de nuestra selección.


Pero salgamos un momento de fútbol y analicemos estos hechos recientes desde una esfera más global y de todo lo que la polémica Bascuñán originó fuera del gramado de juego.


Es que acaso las decisiones equívocas del recientemente célebre árbitro Bascuñán desvelan nuestro sentido más oculto de dignidad y altruismo de todos los peruanos, es que entonces el fútbol, nuestro deporte nacional favorito es el único capaz de generar de pronto una crisis casi ética y moral que agrupa, unifica y da la manos a todos los peruanos sin distinción alguna donde nos vuelve tan éticos, correctos y ocasiona un rebrote de valores y emociones ejemplares casi doctrinales en nuestra sociedad con un solo objetivo.


Bascuñán, se ha convertido en tiempo récord en una suerte de enemigo en común para todos los peruanos tras los sucesos el jueves último, solo símil a la corrupción, delincuencia, ex presidentes en presión o fugitivos, congresistas que no se representan ni a ellos mismos, o alcaldes que sin culminar su periodo sueñan con el sillón presidencial, sumado a las ya conocidas crisis política y económica; y claro a la no menos célebre pandemia Covid 19 que tanto nos viene quitando.


Qué es aquello entonces que tiene el fútbol o lo que ello representa que toca fibras tan sensibles para todos nuestros compatriotas y que no es visible en otros aspectos más relevantes para nuestro día a día.


Todas estas repuestas, por lo menos las de la esfera del fútbol tendrán motivó a ser respondidas cuando en 25 días estos mismos jugadores se vuelvan a juntar esta vez en tierras lejanas a las nuestras en un estadio que siempre ha sido atípico al triunfo peruano , a tratar de imitar las hazañas realizadas en el Defensores del Chaco hace un par de años ,o el estadio Atahualpa en las alturas de Quito,  podría ser entonces el momento perfecto la capital chilena y su estadio nacional de romper esa fatídica maldición de no poder ganarle a nuestro favorito rival en eliminatorias.


Lo cierto es que finalmente Neymar seguirá de vacacionando en paradisíacas playas, y no mucho habrá cambiado para él. A nosotros nos queda la tarea de revertir desde la cancha, desde el VAR, desde la dirigencia y desde tantas otras trincheras poder lograr nuestro sueño mundialista una vez más., pero sobre de despertar y molestarlos tanto hacia otros sueños más anhelados de un país para todos inclusos sin goles.


Ojalá y seamos siempre 11 contra 11 y contemos una nueva historia.


Crónica de un robo anunciado
FUENTE: Diario Líbero

Este artículo fue realizado por la socióloga Sttefany Ruiz Lozada.

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