¿Es momento que los filósofos accedan al poder?

 

Abogados, ingenieros, tecnócratas, economistas, entre otros. La sucesión de profesionales de diversas carreras en la búsqueda de poder ha sido innumerable. Lastimosamente, en muchos países (especialmente en Latinoamérica) no se han cumplido el objetivo principal de todo actor que entra en la política: “Buscar el fin común”. Muchos políticos buscan el beneficio personal a través de acciones ilícitas que perjudican a todos los ciudadanos. Alfonso Quiroz, en su famoso libro ‘Historia de la corrupción en el Perú’, concluye lo siguiente:


“Según los cálculos estimados mostrados (…), en el largo plazo (1820 a 2000), estas sucesivas olas de corrupción podrían haber implicado la pérdida directa e indirecta, el desvío o la mala asignación de fondos equivalente a un promedio de entre 30 y 40 por ciento de los gastos gubernamentales, y de entre 3 y 4 por ciento del producto bruno interno. Estas inmensas pérdidas debidas a la corrupción representarían entre el 40 y 50 por ciento de las posibilidades de desarrollo del país en el largo plazo” (Quiroz, 2013, pp. 424-425).

Viendo esto, debemos plantearnos los postulados de los filósofos griegos Platón y Aristóteles sobre el gobierno ideal entablado por los filósofos. ¿Es momento que los filósofos accedan al poder?


¿Es momento que los filósofos accedan al poder?
DIBUJO REALIZADO POR: Darío Leguía

UNA GRECIA FRAGMENTADA

Estos filósofos vivieron durante el contexto histórico de la decadencia hegemónica de Grecia. Las diversas polis no tuvieron un plan unificador e integral para salvaguardar al país helénico, cada polis establecía su imposición en desmedro de los demás. Atenas alcanzó su apogeo en el periodo denominado ‘Siglo de Pericles’, consolidando a la democracia como forma activa de política [1].  Este periodo ateniense terminó con la Guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta, siendo vencedor esta última polis [2].  Esta consolidación fue momentánea, pues Esparta quedó debilitada, siendo derrotados ante la coalición encabezada por Tebas. No obstante, Tebas tampoco pudo consolidar su liderazgo, originando guerras entre las diversas polis por el dominio de Grecia. Ante esta situación caótica, Filipo III, Rey de Macedonia, aprovechó la situación y conquistó Grecia en la Batalla de Queronea. Muerto este rey, fue sucedido por su hijo Alejandro Magno, quien conquistó Egipto (dominado por los persas en ese momento) y diversos imperios, extendiéndose desde Grecia hasta el Valle del Indo. Alejandro Magno murió en extrañas circunstancias, comenzando la decadencia del Imperio Macedónico, siendo derrotados definitivamente por Roma en las Guerras Macedónicas.


EL PREDOMINIO DE LA FILOSOFÍA

El nacimiento de Platón coincidió con el fallecimiento de Pericles (Dal Maschio, 2015). Por tal motivo, fue testigo de la decadencia de Atenas y el dominio espartano. Platón tuvo una gran admiración en la organización política y estructura social de Esparta; por ende, su pensamiento político obtiene una gran influencia de esta polis. Con su Teoría de las Ideas y la división del alma, el filósofo establece el estado ideal, cuya composición radica “de tres clases rígidamente separadas y con funciones específicas. En el ápice los guardianes-filósofos (o el guardián-filósofo) que ordena y gobierna, a continuación los guardianes-auxiliares (clase militar) que velan por el mantenimiento del orden, y por último la masa de ciudadanos productores, cuya misión se limita a establecer de los medios necesarios para su subsistencia y las de las clases superiores” (Dal Maschio, 2015, pp. 83-84). La sociedad debe ser gobernada por los filósofos, quienes pueden gobernarse a sí mismos, lejos de los placeres terrenales y acercarse más a la idea de gobierno ideal [3].   


Aristóteles, quien vivió el ascenso y caída del gobierno macedónico, establece su filosofía política enfocada en la teleología y su ética del justo medio. El filósofo estagirita señala tres formas de gobierno: Monarquía, república y aristocracia [4], siendo considerada esta última el sistema de gobierno más apropiado, pues se complementa con su ética. Continuando con el postulado de Sócrates y Platón,  considera la prevalencia de las polis sobre los individuos, ya que la felicidad individual solo puede disponerse dentro de la organización social. Por tal motivo, expresa la definición del hombre como animal político (Zoon Politikón).


El problema de estas tipologías y definiciones es su carácter tiránico [5]  e innato. Sobre el primer punto, Hannah Arendt critica a Platón por su metodología, ya que se enfocó su teoría política con postulados netamente de la filosofía contemplativa, restringiendo la pluralidad cívica en manos de un grupo restringido [6]. El término aristotélico Zoon Politikón también es objeto de críticas porque “el hombre es a-político. La política nace en el Entre-los-hombres, por lo tanto completamente fuera del hombre.” (Arendt,  1995, p.46). Además esta misma definición se desvirtúa con el favorecimiento de la existencia de la esclavitud, con el fin de conceder la libertad a los filósofos de realizar sus diversas acciones [7].


Hannah Arendt
Hannah Arendt concibió a la política como forma activa del ser humano
FUENTE: Biografías y Vidas

Aunque estas terminologías de Platón y Aristóteles no tuvieron repercusiones en la construcción de la teoría política contemporánea, muchos filósofos siguen utilizando esas metodologías netamente filosóficas para realizar alguna crítica o sugerencia política. Considero que este es un problema epistemológico, pues diversos filósofos no realizan un trabajo multidisciplinar que correlacione diversas ramas de las ciencias. Esto genera diversas cuestiones: 1) Creencia absoluta de la filosofía. Imposición de la filosofía como superior que las demás ciencias por su delimitación temporal y definición etimológica. 2) Distorsión de la realidad. Un enfoque netamente filosófico genera interpretaciones o conclusiones que no van de acuerdo al bienestar de cada sociedad, cayendo en relativismos históricos o el convencimiento de la inmutabilidad de una tradición social.

La ciencia política, como casi todas las ramas de la ciencia, fue beneficiada con grandes aportes de la filosofía, pero señalar una crítica política sin conocer la metodología o conceptos básicos de esta ciencia conllevaría en conclusiones apresuradas.


LA POLÍTICA COMO VOCACIÓN

Todo actor o grupo social que participa o piensa participar en política debe conocer el capital ideacional y el capital administrativo:


“El capital ideacional está integrado por aquellos bienes que tienen un carácter simbólico que ayudan al candidato a ser identificado por los electores con algo que lo trasciende, como puede ser un programa político, una ideología, un conjunto de principios o simplemente el carisma de un líder importante. (…) El capital administrativo se refiere (…) al conjunto de bienes fundamentalmente materiales que sirven para establecer intercambios directos con los votantes, militantes, candidatos y todo aquel que ofrezca su apoyo al partido” (Barrenechea, 2014, p.25).

Gracias a estos capitales, se da la conformación de políticos con una estructura económica y plan programático establecido. El problema de la actual clase política es la falta de consenso y diálogo. En el caso peruano, existe una fragmentación de los partidos políticos desde los años 90s, que se colisionan en intereses ideológicos o particulares. Acá deviene la cuestión de diversos filósofos como portadores de discursos polarizados, buscando la superioridad de su pensamiento (marxista, conservador, liberal, etc). El sistema democrático se logra gracias al diálogo y consenso [8]. Podrán existir algunos postulados que múltiples políticos (y los partidos que representan) no estarían de acuerdo, pero a través de la comunicación y diálogo se lograran acuerdos beneficiosos; por tal motivo, no solo el conocimiento es necesario para la formación del político, sino de aptitudes y capacidades personales. Max Weber, quien vivió sus últimos años en el contexto de la derrota alemana en la primera guerra mundial y el ascenso de la República de Weimar, estableció 3 cualidades importantes para la vocación del político: Pasión, mesura y sentido de responsabilidad. En sus palabras:


Solo quien está seguro de no quebrarse cuando, desde su punto de vista, el mundo se muestra demasiado estúpido o demasiado abyecto para lo que él ofrece; sólo quien frente a todo esto es capaz de responder con un “sin embargo”; solo un hombre de esta forma construido tiene vocación para la política” (Weber, 1975, pp. 178-179).


Max Weber
Max Weber, representante de la sociología comprensiva
FUENTE: https://www.trabajo-social.es/

El problema de muchos filósofos es la creencia innecesaria de la superioridad de la filosofía sobre las ciencias sociales, humanas, físicas, etc. Argumentos como una paz marxista para superar la crisis de la Pandemia (Slavoj Žižek), apoyo a un régimen autoritario por cuestiones ideológicas (Noam Chosmsky) o la naturalidad del ser humano para la implementación de una normativa que puede afectar a minorías carece de total validez en la arena política, que busca la mayor racionalización de los actores sociales. Si algún momento, estos filósofos desean participar en política deben, como mínimo, bajarse de las nubes metafísicas para centrarse en este mundo de la vida que habitamos.


NOTAS

[1] “En la democracia ateniense, los ciudadanos participaban directamente en las decisiones del gobierno de la polis a través de su voto en la Asamblea y podían acceder a la mayoría de cargos públicos por sorteo” (Santillana S.A., 2006, p. 32).

[2]  “En Atenas se estableció el gobierno de los treinta tiranos, que duró diez meses” (Santillana S.A., 2006, p. 35).


[3]  “En fin: para el bien público, que termina siendo el bien de cada uno, se necesita una sociedad con un gobierno constituido por filósofos, sabios, individuos que (…) representen la verdad, es decir, el bien” (Barylko, 1997, p. 34).


[4]  “Aristóteles toma esta clasificación de El Político de Platón con una pequeña variación: En Platón las formas puras eran sometidas al imperio de la ley; en cambio, para Aristóteles son las que atienden al bienestar general de los ciudadanos” (Botella, Cañeque, Gonzalo, 2006, p.43).


[5]  Bertrand Russell realizó diversas críticas a este sistema político de Platón, catalogándolo como un régimen totalitario.


[6] “Platón (…) intentó de maneras diversas oponerse a la polis y a lo que en ella se entendía por libertad. Lo intentó mediante una teoría política en la que los criterios políticos no se extraían de lo político mismo sino de la filosofía, mediante la elaboración de una constitución dirigida a lo individual, constitución cuyas leyes correspondieran a las ideas, sólo accesibles a los filósofos y finamente incluso mediante la influencia que quiso ejercer sobre un gobernante del que esperaba haría realidad dicha legislación” (Arendt, 1995, pp. 80-81).


[7] Hannah Arendt señala que este concepto de política no era exclusivo de Platón o Aristóteles, sino de gran parte de las polis griegas (Especialmente Atenas).


[8] “La democracia no puede funcionar sin partidos o, en el peor de los casos, sin mínimas coaliciones temporales” (Zavaleta, 2020, p.22).


BIBLIOGRAFÍA

  • Arendt, H (1995) ¿Qué es la política? Madrid. Ediciones Paidós.
  • Barrenechea, R (2014) Becas, bases y votos. Perú. Instituto de Estudios Peruanos.
  • Botella, J, Cañeque, C y Gonzalo, E (2006) El pensamiento político en sus textos, de Platón a Marx. España. Editorial TECNOS
  • Colección Historia Universal Santillana (2006). Antigüedad III, Grecia y Roma. Santillana S.A.
  • Barylko, J (1997) La filosofía, una invitación a pensar. Argentina. Editorial Planeta.
  • Quiroz, A (2014) Historia de la corrupción en el Perú. Perú. Instituto de Estudios Peruanos.
  • Weber, M (1975) El político y el científico. España. Alianza Editorial, S.A
  • Zavaleta, M (2020, 13 de setiembre) Nuestro sistema se ha roto. El Comercio, p.22. 


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