El miedo es una de las sensaciones más desagradables contenidas
dentro de la mente de los seres humanos, es una emoción que desemboca en cosas
peores, como la fobia, la ansiedad o las supersticiones, lo cual ha sido
motivo de estudio en el campo de la psicología. El miedo está presente en todas
las culturas, en todas las sociedades; precisamente es el miedo a lo
desconocido lo que ha originado diversas cosas que hoy en día aún damos por
hecho, como ejemplo podemos pensar en no romper un espejo porque desencadena
años de mala suerte. Los temores son totalmente normales en los seres humanos,
hasta los sujetos más audaces han sentido o sienten miedo.
En el folclore popular, se han construido muchas leyendas
entorno al miedo, en ocasiones como formas de mantener a raya las actitudes de
los individuos, es así que, en la literatura, el horror ha encontrado el campo
adecuado para sembrar pesadillas en los lectores, recurso que también, años
después, aprovecharía el cine. Seguramente si nos preguntan sobre alguna novela
de terror, mencionemos Drácula (1897) de Bram Stoker, o Frankenstein
(1823) de Mary Shelley (como curiosidad, me parece correcto mencionar que este
último, comenzó como un cuento oral, el cual la escritora narraba a sus amigos
cuando cenaban, y la historia les gustó tanto que le sugirieron escribirla, además
que en la historia jamás se le da un nombre al monstruo creado por el doctor
Frankenstein, simplemente se le nombra como la cosa). Por otro lado, uno de los
precursores de la narrativa policial y por ende también maestro literario del horror
es Edgar Allan Poe, quien en relatos como El corazón delator (1843)
o Los crímenes de la calle Morgue (1841), haciendo uso del suspenso
logra generar expectativa y ansiedad en el lector, por la idea de saber cómo se
resuelven los problemas desarrollados en cada uno. Misma narrativa que también
desarrolla la escritora británica Agatha Christie con trabajos como Asesinato
en el Orient Express (1939) o Muerte en la vicaría (1930).
El casi contemporáneo de Poe y Christie, Howard
Phillips Lovecraft, es otro referente en la novela de horror, gracias a él
existe una de las criaturas más aterradoras de la ficción y de la cultura pop, Cthulhu
(La llamada de Cthulhu, 1928).
Así mismo, en este género, uno de los escritores más
conocidos y que ha tomado la posta de los anteriores es Stephen King, con obras como El resplandor, It, Cementerio de animales, Cujo, y un
largo etcétera.
Estoy seguro que los títulos nombrados anteriormente,
son conocidos en realidad por su adaptación cinematográfica, tal es el caso de
Frankenstein, a quien Hollywood se encargó de representar, con licencias
creativas, un gigante de más de dos metros, con cabeza cuadrada y de color
verde, con tornillos en el cuello, lo mismo sucedió con la imagen actual de
Drácula, quien en su primera adaptación en 1931, presenta al vampiro tal como
lo tenemos guardado en el pensamiento colectivo; y hablando de cine, este
también se ha encargado de reflejar los miedos del hombre, tanto en lo
individual como en lo colectivo, las referencias son Wes Craven o John
Carpenter, creadores de íconos del terror moderno como Freddy Krueger y Michael
Myers, respectivamente.
Todo esto resulta entretenido, ya sea viendo una película de terror o leyendo algún cuento de la misma temática, porque finalmente son creaciones cuyo fin además de generar uno que otro susto, es entretener; lo aterrador surge al saber que algunas de esas historias (sobre todo las películas) toman de referencia hechos de la realidad, historias inspiradas en asesinos como Ted Bundy, John Wayne Gacy, Jeffrey Dahmer o Ed Gein; todos ellos, personas consideradas normales, que desarrollaban una vida social con naturalidad, y lo mismo puede ocurrir en nuestro entorno. ¿Quién podría hacer cosas como estos sujetos, un amigo, un vecino, un pariente? Por eso creo que más que tener miedo a fantasmas, duendes, demonios o todo lo que el folclore ha creado, es mejor temer a lo vivo, sobre todo con el propio ser humano, como dijera Marco Aurelio Denegri alguna vez: «el hombre es el único animal que mata sin la necesidad de hacerlo y cuando lo hace, no tiene misericordia.»
Y ustedes, ¿a qué le temen?
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