La declaración de los derechos humanos y la democracia en el Perú


La intermitente y huérfana democracia que arrastramos desde los comienzos de la república peruana, al parecer nos tiene en constante dicotomía con los derechos humanos. Aquel acuerdo que el Perú aprobó por resolución legislativa N°13282, el 9 de diciembre de 1959, con treinta artículos que, a pesar de ser simples, su comprensión ha sido altamente difícil para el poder democrático de nuestro país. Pero vamos y desglosamos un poco la situación, en resumidas cuentas, el primer artículo de los derechos humanos nos habla de tres términos importantes, la libertad, la igualdad y la dignidad sin embargo estos términos parecen haber sido ininteligibles para el gobierno peruano, en el Perú la libertad es un privilegio, la igualdad una utopía y la dignidad es el equivalente a una vida. No es un secreto que la república fue proclamada por criollos y para criollos pero nadie imaginó que desde 1821 hasta el 2020 arrastraremos esas taras estructurales, sólo el 21% de jóvenes en el Perú tiene estudios o está cursando estudios superiores y sea en la condición que sea ya es un privilegio, no importa si es o no de calidad, no importa si hay el mismo reconocimiento laboral, aceptamos y aceptamos porque más de 300 años de colonialismo nos hizo acomodarnos y normalizar que aquello que es un derecho, en el Perú es un privilegio.


El segundo artículo de los derechos humanos constituye parte de lo que Jurguen Habermas declara la definición de la democracia: el reconocimiento al otro. El reconocer que es acreedor de todos los derechos sin distinción, pero claro los vestigios de esa estratificación social desfasada y lastimera nos hace calificarnos como desiguales bajo el sentimiento falso de superioridad, que se traduciría mejor como uno de inferioridad, un sentimiento que llevó al ex presidente Alan García llamar a un sector de la población “ciudadanos de segunda clase”, a disminuir sus creencias ancestrales y a silenciar cualquier intento de reclamo, pero el gobierno del ex presidente Alan García era democrático ¿Verdad? Y si creen que es el único acto en el que se atrofian los derechos humanos en la “democracia”, aún hay más. El tercer artículo nos habla del derecho a la vida, a la seguridad del individuo y de la prohibición de la esclavitud, otros tres términos que para la democracia peruana han Sido terriblemente mal interpretados, pues según el gobierno de turno, la dignidad puede valerte la vida o lo que sea, porque al no reconocer al otro como ciudadano, su vida no vale nada para mí y esto es lo que sucede para el gobierno, somos el obstáculo de su desarrollo y herederos de su indiferencia.


La seguridad al igual que el acceso a la salud y a la educación es un privilegio, porque aquel policía instruido para estar al servicio del ciudadano, “listo a servir, presto a morir por el Perú” también puede dispararte, si estas favoreciendo a la opinión popular, dejas de lado la de nuestro gobierno, democrático por supuesto y por último la esclavitud ¿Suena arcaico no? Bueno, las desigualdades sociales aceptadas y normalizadas también normalizaron la falta del cumplimiento de los derechos laborales, desde la era del caucho hasta el incidente del incendio del centro comercial Las Malvinas, sinceramente para el gobierno muchas veces no valemos lo mismo.


El quinto artículo nos lleva a retroceder en el tiempo, y no muy lejos. Ningún ciudadano será torturado o detenido arbitrariamente. Aquel capitulo turbio de nuestra historia que a pesar de ser uno de muchos fue la evidencia viva del no reconocimiento del otro y el grito con la desigualdad trabada en la garganta y la ignorancia ocasionó que ese 17 de Mayo de 1980 empezáramos a enfrentarnos entre nosotros, nos desangramos, nos torturamos y nos odiamos y multiplicamos ese 17 de Mayo una y otra vez hasta que por elecciones democráticas sube al poder el partido cambio 90, junto al ex presidente Alberto Fujimori y a su asesor Vladimiro Montesinos los cuales dieron lugar a la creación del GEIN (grupo especial de inteligencia del Perú) y nos dieron una probada más de cómo se combaten las balas con más balas, de cómo las vidas no valían lo mismo para el estado pues no solo nos mataron, robaron, desaparecieron y esterilizaron, se burlaron de las entrañas de nuestro país, violando el sexto artículo de los derechos humanos convirtiendo a esas comunidades campesinas quechua hablantes, que reclamaban justicia por las muertes y desapariciones ocasionadas, no solo por el grupo terrorista Sendero Luminoso sino también por las fuerzas del orden, violando el onceavo artículo de la declaración de los derechos humanos, los detuvieron sin presunción de inocencia y sin posibilidad de defenderse ante un tribunal imparcial dejando sus identidades en la nada, en simples actas escritas en español firmadas con huellas dactilares y en juicios en español, nombres mal escritos y en huérfanos sin apellido, compraron los medios de comunicación, se tomaron las instalaciones del canal 2 y se silenció el diario La República y exiliaron a periodistas, se ordenó la desaparición de personalidades en contra de la dictadura, se ocultaron informes y antecedentes, por último nos vendieron al mejor postor y si no estuviesen en la cárcel, después de haber dado un autogolpe, disolviendo el congreso y privando el derecho del sufragio universal, también nos hubiesen dado la mejor cátedra de como violar todo el tratado de los derechos humanos durante una dictadura. De igual forma la comisión de la verdad y la reconciliación se esfuerza por recopilar los pedazos de un país descuartizado por casi dos décadas, pero un muerto no puede denunciar al estado, los desaparecidos siguen estándolo y los juicios que deberían haberse realizado nunca ocurrieron violando así el artículo n°19 que especifica el derecho a la libertad de opinión y de expresión, N°9, N°10 y N°21 (aun así, sabemos que no fueron solo esos).


El artículo n°13 no habla de libre tránsito cuando nuestra historia republicana nos habla de exilios, aquel que no le gustara las reglas del juego podía ser asesinado o desterrado y no solo en dictaduras, también en gobiernos democráticos. Tan grande era el no reconocimiento que no fue hasta los años 60’s que el voto fue universal, antes de ello era reglamentario saber leer y escribir y antes de ello era reglamentario, para las mujeres, estar casadas y hasta hace unos 15 años no se manejaba de manera totalitaria un documento de identidades que reconozca la nacionalidad e identidad del ciudadano, los artículos N° 14 y N° 15 violados estructuralmente.


Ahora con el artículo N°16 de la declaración de los derechos humanos tocamos las fibras más conservadoras de nuestro país pero también con lo paradójica que puede llegar a ser la democracia con las minorías, como ya lo hemos visto, según este artículo cualquier individuo en edad núbil tienen derecho a contraer matrimonio y a disfrutar de los beneficios que este contrato social sugiere siempre y cuando este deseo sea consentido, así mismo está comprendido de que la familia tiene que ser amparada por el estado pero en nuestro país no está permitido el matrimonio para todos los ciudadanos, a la comunidad LGTBIQI+, se le niega este derecho desde la constitución, ahí encontramos una de las tantas incongruencias de nuestra democracia, la constitución que por cierto, fue elaborada y aprobada durante una dictadura en 1993, especifica que los matrimonios deben ser entre un hombre y una mujer yendo en contra de los derechos humanos.


Según la constitución política del Perú, en pocas palabras todo lo que se encuentre sobre territorio peruano es propiedad del ciudadano y lo que se encuentre en el subsuelo, propiedad del estado, no obstante en la declaración de los derechos humanos, artículo N°17, nadie puede ser despojado de sus tierras de manera arbitraria y todo ciudadano tiene derecho a la propiedad intelectual e individual, sin embargo existiendo la consulta previa, la cual vendría a ser la vía democrática de cómo extraer algún mineral o recurso, el estado se ahorra las molestias y el cumplimiento de nuestros derechos, firmando acuerdos con empresas transnacionales sin tener en consideración las actividades económicas, sociales y la significación territorial que puede tener ese sector ya vendido, sin tener en cuenta que aquel Apu y aquella Mamapacha son parte de su cosmovisión y realidad, que al parecer supera el entendimiento del estado, actuando una de las escenas más infames del teatro democrático el año 2009, peruanos nuevamente enfrentados entre peruanos, iguales enfrentándose con sus iguales por un negocio, dirigido por el estado, el Baguazo, nuevamente disparados, nuevamente desconocidos, nuevamente convertidos en una masa de individuos que para el estado obstruye el desarrollo del Perú.


Por último, en la relación de la democracia con los derechos humanos en el Perú se puede concluir en base al artículo N°30 que señala que nada de la declaración de los derechos podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades, leyendo eso, sabiendo que nuestra constitución atenta de manera directa contra la declaración, y la realidad atenta de manera descarada contra la misma, pareciera que el estado se empecina en reinterpretar la constitución de tal manera que se ejecute en la realidad a su favor, porque a menos derechos, más privilegios y cuando un derecho se convierte en privilegio comienzan las desigualdades y estas desigualdades se han interiorizado en el imaginario de nuestro país, los gobiernos de turno se han acomodado en ellas y nosotros nos hemos acomodado en esas heridas y las llamamos democracia.


La declaración de los derechos humanos y la democracia en el Perú
La democracia y la independencia, mural de David A. Siqueiros
FUENTE: Wikipedia

Este artículo fue realizado por la estudiante de sociología Alexandra Yassira Vallejos Díaz.
Alexandra Yassira Vallejos Díaz



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