Este
pequeño artículo reflexionará en general sobre la relación entre la tecnología, la
sociedad y los nuevos procesos de individuación. En particular, sobre la
televisión y su delicado vinculo para con las futuras sociedades inteligentes.
¿Sociedades inteligentes?
Aquellas en
donde los individuos han desarrollado nuevas maneras de relacionarse a través
de los cada vez más cambiantes medios de comunicación tecnológicos. Los
individuos, a través de las nuevas y líquidas maneras de comunicarse, sostienen
un proceso de individuación alejado de referentes concretos para desarrollarse
en personajes políticos y de clase.
Las idea de
que hay una emergente sociedad inteligente ayudará a sostener la idea de que
las viejas tecnologías serán sustituidas inevitablemente por unas nuevas; este
fenómeno lo observamos actualmente con las aplicaciones de entretenimiento en
los celulares hasta las aplicaciones de uso profesional que están en constante
proceso de actualización con la finalidad de “mejorar el servicio” y presentar
algo nuevo a los usuarios. Las nuevas tecnologías no solo sustituirán antiguas,
sino que, en su proceso desarrollarán nuevas y cada vez inconcebibles
configuraciones sociales; inconcebibles para las ciencias sociales que deben
estar a la par en los estudios de investigación sobre que consecuencias pueden
generar estos nacientes flujos sociales e interpersonales a través de las
emergentes formas de individuación en las sociedades desarrolladas. Una de
estas tecnologías que serán inevitablemente sustituidas y con el tiempo
desaparecerán en las sociedades inteligentes es el televisor y toda la cultura
que devino con él. Las nuevas formas de inviduación desarrolladas en los
procesos de tecnologización de las sociedades pesaran sobre las antiguas formas
de relacionarse hasta desvanecerlas completamente.
El
televisor y sus inevitable camino a la desaparición
En la
actualidad no se puede decir que estamos viviendo en una sociedad inteligente,
solo se puede decir que estamos en el proceso de conversión. Las sociedades más
desarrolladas todavía viven los últimos alientos de un proceso de modernización
que empezó hace más de dos siglos, y las sociedades marginales imitan ese
camino hacia la tecnologización total de su sociedad, aunque para aquellas sea
más difícil llegar. Las primeras más que las segundas vivirán el proceso de
desaparición de sus medios de comunicación tecnológicos antiguos, en particular
el televisor. No quiero decir que los contenidos desaparecerán (algunos sí),
sino exclusivamente ese dispositivo, y su decadencia la convertirá en un
fenómeno estudiable para las ciencias sociales. Las estrellas de contenido emergentes
pasarán de presentarse en televisión bajo la lupa de una empresa de televisión
a gestionar sus propios contenidos en la comodidad de su casa o de algún estudio
alquilado. Las maneras de gestionar contenido ya no serán monopolizadas por
grandes empresas televisivas, ahora los individuos tendrán acceso, como lo
están teniendo desde ahora, a la gestión de contenidos y sus emisiones. Un
proceso tan grande y difícilmente observable al sentido común desencadenará la
creación de una sociedad inteligente, y la era del televisor quedará en la
historia.
Pensar la
tecnología como una red de asociaciones es una idea del sociólogo francés Bruno
Latour, quien tiene una mirada crítica frente a las antiguas maneras de pensar
lo social en las ciencias sociales. Para él, la tecnología no debe ser
entendida solo como un artefacto, sino, más bien como una red de
asociaciones, en donde discursos y prácticas construyen lo que entendemos por
artefacto. Para este artículo, el televisor es un artefacto en el sentido
latouriano, este artefacto quedará como una época estudiable para la historia y
las ciencias sociales, mientras los nuevos artefactos superaran al observador
social si es que no se estudian a través de nuevas perspectivas sociológicas, y
una de aquellas nace en la idea de que las sociedades están configurándose
actualmente y con miras al futuro por formas de individuación más que por
formas de socialización tradicionales.
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