Desde Nicomedes hasta Rafael, los Santa Cruz han sido
figuras importantes para el reconocimiento de la cultura afro peruana.
Aunque no solo el apellido Santa Cruz tiene figuras
ilustres, ya que los apellidos Vásquez y Soto son emblema también del mundo de
la música afroperuana.
No obstante, dejaremos a personajes como Abelardo
Vásquez o “Caitro” Soto, para otro momento, y nos ocuparemos de los Santa Cruz,
específicamente de tres nombres, Nicomedes, Victoria y Rafael. Quizás de estos
tres personajes, el más fácil de identificar sea el de Nicomedes Santa Cruz,
reconocido por sus décimas; incluso me atrevo a usar la expresión “quien no
haya recitado una décima de Nicomedes, no tuvo infancia”.
Y aunque por humorístico que suene esta frase, la
realidad es que sí, se cumple, porque quién no ha leído “La escuelita” o “La
pelona”.
Don Nicomedes es sin dudas uno de los mayores genios
de la literatura del siglo XX, pero su genialidad no solo se detiene en dicha
materia, sino también explora en la música, en los sonidos y bailes del África,
expresados en una pequeña parte del sur del país.
Sus décimas son el reflejo de una investigación de
años sobre la cultura africana peruana, y cómo la historia los ha tratado. De
temática sociocultural. Cada línea tiene un fragmento de historia y de
actualidad, o al menos de su actualidad (porque las cosas hoy en día han
cambiado ¿no?).
Para muestra de ello, unas líneas de algunas de sus
décimas:
“Con esa nota mezquina
terminé mi Quinto al tranco,
tiré el guardapolvo blanco
(de costalitos de harina).
Y hoy, parado en una esquina
lloro el tiempo que perdí:
los otros niños de allí
alcanzaron nombre egregio.
Yo no aproveché el Colegio
del barrio donde nací…”
– La escuelita
“Ni el color ni la
estatura
determinan el sentir,
yo he visto blancos mentir
cual menguada y vil criatura
Por esto, mi conjetura
no es dogma que se complica:
muy claramente se explica
que viviendo con honor,
nacer de cualquier color
eso a nadie perjudica”
-
De
ser como soy. Me alegro
Aunque bien dos estrofas diferentes entre sí, la
similitud yace en el mensaje, porque en ambas situaciones se da la
(des)romantización de la víctima, en la primera el hombre es consecuente de sus
acciones cuando fue estudiante, reconoce que de haber prestado más atención
quizás su presente sería diferente, y, por otro lado, el ser de etnia negra no
lo determina; y es curioso como las personas que no son negras se sienten más
ofendidas que las personas que sí lo son. En la segunda estrofa, el hombre no
demuestra ni una pizca de vergüenza por ser como es, por el contrario, refleja
la seguridad que le hace falta a toda la sociedad peruana.
Pero mis amigos, como les dije, don Nicomedes no se detuvo solo ahí, ya que, en su papel de musicólogo, realizó investigaciones bellísimas sobre los bailes africanos interpretados por los esclavos traídos al Perú en época colonial, explicando las raíces y su transformación a los ritmos que conocemos hoy, tales como el festejo, el landó o la zamacueca, la cual, da origen a la marinera moderna.
Y si Nicomedes se dedicó al estudio de los ritmos, a
través de su hermana, Victoria Santa Cruz, el interés sobre la cultura y el
arte afroperuano, se transforma, porque además de buscar la apreciación y el
reconocimiento del arte afro, consigue difundir nuevas costumbres. La
compositora es quizás más reconocida por el canto: “Me gritaron Negra”, no
obstante, la curiosidad y la manía cuasi melomaniaca llevan a descubrir grandes
cosas, de ahí que pueda decir que se haya involucrado en la propaganda del arte
afroperuano, teniendo en su haber no solo poemas de resistencia y
“reivindicación” sino también escritos jacarandosos, de corte coqueto y de
cortejo.
Aquí comparto un ejemplo:
“No hay negro que se me resista
Con mi zamba landó
Voy moviendo lo bueno de mi pollera
Con mi zamba landó
Mi cintura se agita y se zarandea
Con mi zamba landó
Dale golpe al cajón y a la tamborera
Con mi zamba landó”
-
No hay
negro que se me resista.
Fuente: Google
Así como sus tíos, Rafael Santa Cruz heredó de ellos la
labor de seguir difundiendo el folclor afroperuano, ya que, no solo se encargó
de mantener con vida los trabajos de sus familiares, sino que comenzó a
trabajar en el reconocimiento del cajón peruano como parte de la cultura
nacional, otorgándosele el titulo de embajador de dicho instrumento de
percusión.
Sin embargo, su misión no terminó solo con el cajón
porque el también actor, trabajaba con el resto de instrumentos de percusión
afroperuana, utilizados por décadas en la música criolla y que también eran
parte de la cultura negra del país.
.
Consideraría que gracias al trío Santa Cruz y su gran
labor en la difusión del folclor afro, podemos hoy tener conceptos más claros
sobre los ritmos propios de la costa sur del Perú y sus orígenes trágicamente traídos
a esta parte del mundo; sonidos que afortunadamente han enriquecido la musicalidad
de nuestra cultura, agregando más que solo ritmo y cortejo, sino también una
historia con aires a misticismo.
Sobre el festejo: https://youtu.be/mzMx1Epjad4
Décima a la marinera: https://youtu.be/LmC0mxcEDYI
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