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Eran las seis de la mañana y tuvimos que partir, el instinto visual nos llevó en dirección norte hacia Ancón; distrito situado en la periferia de una Lima habitualmente congestionada. No sin antes, abrir mochilas y guardar nuestras provisiones: agua para mantenernos hidratados, un buen plato de chaufa que rindió para dos, nuestras cámaras y cigarrillos por si no hay sol que nos abrigue.


El objetivo, narrar el sentir cotidiano del pueblo de Ancón a través de las imágenes captadas por el lente de nuestras cámaras.


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ANCÓN "LA ALDEA DE LOS PESCADORES"

Una ensenada con mucha historia por contar, situada en el extremo norte de Lima, lejos del caos vehicular y protegido de los vientos sureños. 


El distrito de Ancón es una historia forjada por hombres y mujeres que se hicieron a la mar desde tiempos precolombinos. En pleno siglo XXI y en un contexto adverso por la crisis sanitaria (la pandemia por Covid-19), los pescadores artesanales de esta bahía no se detiene.


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Una de las mejores ofertas fueron dos bonitos por quince soles. Obviamente nos lo llevamos.


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Pelícano esperando llevarse algún pescado


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Listos para abastecer a los diferentes mercados del sector norte de Lima

El aroma  marino es una atmósfera que nos atrapa, un perfume costero que nos envuelve cuándo vemos de cerca por la ventana del pacífico. 


Envueltos por esta mística encontramos a personas de todas las edades a las orillas de la bahía de Ancón, pacientes a que sus cañas logren dar con la pesca del día.


Las técnicas son diversas, y la variedad de especies marinas también. Pudimos ser testigos de la destreza de los cangrejeros, que sin mayor vacilación se sumergían en las frías aguas para buscar entre las rocas a los cangrejos más grandes, los que iban directo a su costalillo. 


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Cangrejero en plena faena. "Tan sólo llevo una red pequeña y  guantes, lo demás es habilidad", nos dijo


Nunca los verás irse con la red vacía


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Momento exacto cuando el pez mordió el anzuelo

Es cierto, una imagen a veces es un instante que no vuelve, pero que pacta en silencio con el tiempo hacer de ese instante algo eterno. 


Samuel le ha dedicado más de treinta años de su vida al comercio ambulatorio, va recorriendo Ancón y va ofreciendo pop corn, chifles, maní confitado y algunas golosinas para matar el hambre. “El personal municipal está atento a nosotros, nos bota y por eso voy de un lado a otro”, nos dice.


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Él nos regaló algunas fotos y se animó a contarnos parte de su día a día y de sus hazañas para llevar el pan a su hogar en el contexto de una pandemia que lo ha cambiado todo. “Próximamente voy a comprar mi chalana y dedicarme a la pesca porque la situación es difícil y hay que buscar otras alternativas”.


Deseamos que las cosas mejoren para ti Samuel y que cuando regresemos nos dejes acompañarte mar adentro en tu chalana, al menos por unas horas. Nos sonrió e intercambiamos números; así pasamos a despedimos de este hijo de Ancón.


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Gracias Ancón, volveremos porque siempre hay algo que contar...


AGRADECIMIENTO

Marco Hector Aguirre



2 Comentarios

  1. Hicieron un excelente trabajo, hermosas imágenes y la descripción de cada una de ellas son increíbles, hay un mundo por recorrer y espero sea el primero de muchas! Éxitos Ivan... continua así!

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    1. gracias por tu comentario¡¡ nos anima a seguir trabajando en más publicaciones e ir mejorando. si bien es cierto el distrito de Ancón y la labor de los pescadores es aun más ardua y compleja, este pequeño trabajo, espera que el lector se cuestione, se motive y se anime a indagar y conocer un poco mas sobre el entorno en el que vive

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