Kintsugi es una técnica de miles de años de antigüedad que ha sido aplicada en Japón. Originalmente esta técnica consiste en la reparación con oro de objetos de cerámica rotos, dando como resultado a este procedimiento una pieza única.
Kintsugi no solo sería el embellecimiento de una pieza de cerámica, sino el embellecimiento de una persona aceptando las cicatrices que tiene por lo que ha vivido. Esta filosofía no niega las heridas que tengamos o lo “feo” que hayamos pasado en nuestras vidas. Por el contrario les da un nuevo valor, un valor positivo y una nueva visión de quienes somos. Nuestras cicatrices forman parte de nuestra historia y estas marcas nos hacen las personas únicas que somos. Kintsugi practica el valorarlas en lugar de tratar de esconderlas sin sentido alguno. La aceptación sería un proceso de sanación de estas heridas, para convertirnos como en una preciosa y única pieza de cerámica embellecida con oro. Por supuesto al igual que el proceso de reparación de una pieza de cerámica es necesario el tiempo y un especial cuidado para convertirse en esa pieza única y que ha sanado.
En la vida, las personas pasamos por alguna experiencia en la nos “rompemos”, sufrimos y nos dejan marcas de por vida pero pocos sabemos tenernos compasión por lo que hemos vivido y ver lo valioso que hay en nosotros. La aceptación es el primer paso para nuestro propio embellecimiento, darnos el tiempo para cuidar de nosotros mismos y repararnos nos llevara a poder construir una nueva persona de la que estaremos orgullosos nosotros mismos. El camino inicia desde adentro de cada persona y se va manifestando hacia el exterior.
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