Una de tantas noches...

 
Las ligeras brisas en el viento empiezan


A sentirse sobre mis cansados párpados


Y el cielo oscuro que poco a poco se hace gris


Anuncian que el alba se asomará por mi ventana.
 



Desde cierta perspectiva, una forma curvilínea marca


Los bordes de mi dorso, desde el cuello hasta el disco lumbar,


Y la taza de café ya frío yace encima del escritorio


Como si esperase que termine hasta la última gota de su contenido.
 



Debo apresurarme, pues la hora de entrega me acecha


Como un depredador salvaje que espera a que su presa se distraiga


Y es entonces que me cuestiono los mil y un “hubiera” como alternativas


Viables de una realidad que nunca fue pero que pudo ser.
 



Corre el reloj como una fiera endemoniada y ya casi logro


Escuchar el sonido de mi madre al despertar.


A sabiendas de su reproche, no me queda más que ofrecer disculpas


En espera de ablandar su corazón al ver mi triste condición.
 



Contra todo pronóstico (o tal vez no) posa la palma de


Su mano en mi cabeza y me mira con dulzura mientras


Expresa su preocupación. ¡Gracias Dios! Por haberme dado


La oportunidad de compartir esta vida con un ser lleno de amor.
 



El tiempo apremia y la carrera llega a su tramo final


Con la ridícula esperanza de que todo salga bien


Se omiten pormenores y demás parafernalias que en


Otras circunstancias me podría dar el lujo de tomar.
 



Una vez resuelto el dilema, no me queda más opción


Que caer tumbado sobre la suavidad de mi litera,


Tersura que se ve potenciada con la satisfacción de


Haber finalizado una situación que sin problemas pude haber logrado.



Una de tantas noches...

Fuente: https://www.physio-on-the-river.co.uk/office-workers/attachment/computer-work-at-night/

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