En este artículo conoceremos algunas nociones de la sociología del consumo a
partir de los aportes del autor Pierre Bourdieu, quien sostiene que el consumo
es una forma muy marcada de distinguirnos socialmente. Las diferentes prácticas
de los individuos se constituyen como una expresión de la posición que estos ocupan
en la jerarquía social, de igual forma que son relacionadas con su estilo de
vida. De esta forma se puede establecer una clasificación de los individuos
atendiendo a las prácticas de consumo que realicen, lo cual les situará en un
estilo de vida o en otro. Las prácticas o gustos de las clases altas
(dominadoras) están legitimadas y son vistas como superiores o genuinas. Las
personas pertenecientes a estas clases pueden consumir objetos que van más allá
de lo necesario, por lo que gozan de la posibilidad de elegir. El consumo va en
función de las condiciones económicas, por lo que las personas de clases bajas
con un nivel adquisitivo inferior, no pueden escoger y su consumo se limita a
aquello que se considera como necesario. Esta situación lleva a los estratos
inferiores del espacio social a imitar a las clases altas en sus prácticas de
consumo.
Introducción
La sociología del consumo se ha desarrollado a partir de las deficiencias existentes en la economía para poder explicar un fenómeno central: el consumo. Está presente y latente en todas las sociedades modernas y globalizadas.
El estudio del consumo desde la perspectiva sociológica más tradicional está
muy vinculado al análisis de la clase social como categoría sociológica básica,
buscándose correlaciones entre el acceso diferencial al consumo y la
estratificación en clases sociales de las sociedades capitalistas industriales.
En consecuencia, desde la sociología, se entiende que el consumo ha de
enfrentarse como un proceso social que implica símbolos y signos culturales, y
no como un simple proceso económico y utilitario.
Bocock (1993) “No se olvida o minimiza la importancia de los factores
económicos, pero nos interesan, especialmente, desde la sociología, los
aspectos sociales y culturales del consumo, porque, entre otras cuestiones, y
esta es fundamental, el consumo depende más del deseo que de la necesidad” (pp.
13-14).
Es importante destacar a autores como Veblen y Simmel, conforma su idea sobre
el consumo, en el tránsito de los Siglos XIX y XX, han sido influenciados por
el estructuralismo francés. Bourdieu elabora nuevos avances teóricos y
metodológicos aplicados a proyectos de investigación de gran capacidad
heurística, en la que el consumo aparece en el centro de las estrategias de la
distinción social por los grupos sociales existentes. Plantea así la dimensión
simbólica del consumo, su papel en la construcción social y en la
jerarquización de clases sociales.
En este trabajo relacionamos variables que giran en torno a la idea de la
sociología del consumo cuya distinción es destacada en la obra planteada por
Bourdieu, ya que, considera que el consumo es la principal forma de distinción
social, posteriormente analizamos algunas categorías teóricas construidas por
el autor que nos permita comprender desde una perspectiva más social y cultural
y nos oriente a entender mejor la diferenciación del consumo.
I. El determinismo del consumidor y el deseo existente
Bourdieu plantea que en las sociedades francesas las clases dominantes manipulan las necesidades de comprar, como es el caso en el campo de la producción artística, la moda, crean pautas y hábitos de consumo, esto no está muy alejado a el campo de la producción y la lógica del campo de consumo que es directamente proporcional al volumen del capital especifico poseído. En el caso incesante de las transformaciones de la moda entra también en la lucha interna en el campo de la producción determinado “el gusto” solo por la clase que busca distinguirse de los demás y funcionar de manera diferenciada.
Recordemos que Bourdieu, ya brindaba una noción al respecto cuando distingue
entre los tipos de consumo: vinculado a la clase social (establecido por los
elementos que tienen relación con los económicos, alude a aquel que se produce
de manera más inmediata, rutinaria y efectiva) y, el consumo vinculado al
estilo de vida (hecho de expresión y manifestación del gusto y de las formas.
Un consumo ajeno a la necesidad).
En esta sociedad moderna, netamente capitalista, a partir del Siglo XX, no está
muy alejada a la estructuración de una sociedad ya antes mencionada, ya que usa
para las diversas capas sociales un modelo ya estandarizado y se produce
masivamente para uso por necesidad, pero solo las personas que posean una
economía diferenciada del resto puede tener el lujo de adquirir sus gustos sin
necesidad. En consecuencia, esto es algo que debemos tener en cuenta, el
sistema industrializado de diversas maneras nos ha restringido la soberanía de
elegir por nuestros propios gustos, impuestos por la oferta y no por la
demanda.
López de Ayala (2004) sostiene que “La dinámica de la moda se fundamenta,
entonces, en la capacidad de las clases “superiores” de encontrar e imponer
nuevos bienes y nuevas maneras de apropiarse de ellos que les diferencien
socialmente del resto, mientras que las clases inferiores imitan las prácticas
de consumo legitimadas socialmente en una estrategia de movilidad y ascenso
social” (pp. 171-172).
II. La práctica social de consumo
La posición social que una clase posea se refleja con sus gustos y sus diferencias de gustos que los distingue, esto está directamente relacionado con el consumo y sus papeles de jerarquización social que está socialmente determinada.
Bourdieu subraya la dimensión simbólica del consumo y su papel en la
construcción y reproducción de las jerarquías sociales. El consumo existe y
cristaliza como reflejo de una realidad social, histórica, económica y cultural
concreta.
Alonso (2007) señala que “El consumo se presenta a través del “habitus”,
entendido como una posición social hecha práctica y, reflexivamente, una
práctica hecha posición social que expresa y sirve para conocer y explicar la
situación y percepción que poseen los actores de su posición en el sistema
social” (pp. 14-15).
El habitus es el resultado del transcurso de la historia colectiva y se
adquiere de las posiciones sociales que ocupan los individuos. Por tanto, varía
dependiendo de la naturaleza de la posición, o posiciones, que ocupa una persona.
Así, aquellos que ocupan la misma posición dentro del mundo social suelen tener
habitus similares. El habitus es el producto de las estructuras del entorno, de
las condiciones materiales de existencia y de clase.
García (2001) sostiene que el habitus “Es un conjunto de disposiciones a
actuar, sentir, pensar y percibir, adquiridas socialmente en relación con las
posiciones sociales que se ocupan en el sistema social (estructuras
estructuradas) y, a su vez, es productor social, es el principio que organiza
todas las apreciaciones y actuaciones de los agentes que contribuyen a formar
el entorno, de manera que condicionan, determinan u orientan las prácticas de
los agentes de acuerdo a ese esquema “estructuras estructurantes”. (pp. 26-27).
Bourdieu relaciona las clases sociales con el prestigio que proporcionan tener
unos gustos o habitus considerados como superiores y legítimos. La
estratificación vinculada al estatus va en función del poder económico, ya que
el habitus se fundamenta en la posibilidad de poder elegir más allá de las
necesidades. En este sentido el consumo queda restringido por el nivel
adquisitivo de los individuos. Bourdieu considera la distinción se encuentra en
un consumo de lujo frente a uno de necesidad. Entonces, los marcos de referencia
del consumo que nos termina planteando Bourdieu serian por su estructura (la
clase social), otro simbólico (el estilo de vida), y, el habitus.
Discusión
La sociología del consumo ha cuestionado este enfoque subrayando que para comprender este fenómeno no debemos quedarnos solo en la idea económica, sino que el papel que juegan los aspectos sociales y culturales que orientan el acceso diferencial al consumo.
Alonso (2005) señala que “En definitiva, hay que enfrentar el consumo como un
fenómeno social trascendente y multidimensional, cuya presencia e influjo en
nuestras sociedades contemporáneas es tan relevante, que alcanza la creación y
estructuración de nuestras identidades individuales y colectivas, y que incide
y conforma los modos formas de expresión relacionales” (p. 30).
Conclusiones
Dibujo realizado por Darío Leguía |
Bibliografía
- Bocock, R. (1995), El consumo, Talasa, Madrid.
- Borras Cátala, V. (1998): El consumo, un análisis sociológico, La estructuración del consumo y los grupos sociales en la región metropolitana de Barcelona, Cedecs, Barcelona.
- Bourdieu, Pierre (1988), La distinción. Criterio y bases sociales del gusto. Taurus, Madrid. García Inda, Inda, Andrés (2001), Introducción. La razón del derecho: entre hábitus y campos. En: Poder, derecho y clases sociales. Pierre Bourdieu (coord.). 2a ed. Bilbao: Desclée de Brouwer.
- Alonso, Luis E. (2005), La era del consumo [en línea]. Madrid: Siglo XXI de España, p. 383. Disponible en: bdh-rd.bne.es
- Alonso, Luis E. (2007), Las nuevas culturas del consumo y la sociedad fragmentada” [en línea]. pp. 13-32. Disponible en: revistas.ucm.es
- López de Ayala, Ma Cruz (2004), El análisis sociológico del consumo: una revisión histórica de sus desarrollos teóricos [en línea]. En: Sociológica. Revista de pensamiento social, No 5, pp. 161-188. Disponible en: ruc.udc.es
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