La sociología es la disciplina del cuestionamiento. Cualidad adscrita a su origen filosófico, posiblemente, o a su linaje científico, el cual, le permite desojar meticulosamente alegorías y fabulas de la vida cotidiana, para dar a conocer, en su estado más puro y objetivo a los hechos sociales.
Desde esta perspectiva, señalaría el sociólogo alemán Norbert
Elías, que la sociología es una cazadora de mitos que suelta la rienda de sus
principios metodológicos para desencantar algunos conceptos idealizados en el
pensamiento colectivo, como en este caso seria, el concepto del arte y la de
artista.
En esta oportunidad buscaremos pensar el arte, como una
construcción conceptual mitológica históricamente y trataremos de acercarnos a
su sentido más social, a través de las ideas referentes planteadas desde la sociología.
Buscaremos desojar el lado más idealizado y glamuroso de este concepto, para
responder algunas interrogantes, que van más allá del lado de la estética.
En principio debemos entender que el arte es un concepto
abstracto. En la medida que, el arte como tal no existe; Lo que conocemos son
representaciones de la realidad social a través de objetos del arte, como: la
música, la literatura, la pintura, la escultura y otras formas de expresión
artística.
Pero, que rol cumple el arte en la vida cotidiana o en qué
medida podríamos decir que los objetos del arte representan a los hechos
sociales y, por último, el arte es un don o una práctica social. Todo esto
trataremos de responder en el presente escrito.
EL ARTISTA COMO MITO
Ante todo, debemos de concebir al arte como una practica
social. Carl Marx, pensaba el arte como una cualidad estrictamente humana.
Rasgo que nos distingue como seres racionales de las bestias salvajes.
A través del tiempo, la visión del artista como sujeto
productor a sido construida y sesgada por el talento y el glamur que se le
atribuye. Haciendo ver al artista como un ser cuasi – religioso, lleno de
talento innato e inspirado por una musa. Esta idea de pensar al artista es una
construcción social, un mito, que sesga nuestra mirada, no permitiéndonos ver
más allá de las sombras.
Si pensamos en Van Gogh, seguramente se nos viene a la mente
la imagen de un pintor alcohólico que vive siempre entre botellas de vino y
meretrices; o si pensamos en la vida de un músico talentoso como Ray Charles,
lo vincularemos a su adicción por las drogas y que decir de los escritores y su
atracción por el tabaco. Todas estas
cualidades, nos dan como resultado un nexo equivoco de lo que significa el
oficio de un artista, que en su búsqueda y proceso creativo debe nutrirse de
distintas fuentes, debe conocer la teoría de la composición y del color; debe
saber manipular una serie de instrumentos musicales y ser un arquitecto con las
palabras. En conclusión, el artista como cualquier otro profesional
especializado, debe llegar a su conocimiento a través de la disciplina y el
esfuerzo.
El artista es un actor social mas dentro de una obra de
teatro que es la vida social y eso no desmerece su arte, mas aun, debemos de
ser conscientes de su importancia y del impacto social que adopta.
EL ARTE COMO UNA PRÁCTICA SOCIAL
“Pintar es auto descubrirse, todo artista pinta lo que es”,
esta frase del pintor norteamericano Jackson Pollock se ajusta a un análisis
desde el punto de vista sociológico. Puesto que, la mirada y el sentir de un
individuo es producto de las influencias sociales, tales como: el estatus
social que ocupa la persona dentro de su entorno; el rol que desempeña en la
escena social; el contexto histórico y todas las cargas culturales que la
conforman, llegando a determinar la mirada de un artista, reflejándose dicha
influencia, en cada una de sus obras.
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