A
menos de un mes de haberse levantado la última
cuarentena en nuestro país, la vida y las interacciones sociales han ido en
aumento. Aunque vemos más movimiento en las calles y esto nos transmita una
falsa sensación similar a la de la vida antes del Covid. La imagen de las mascarillas en los
rostros de las personas, nos recuerda que aún seguimos en la pandemia y ante el
mínimo descuido podríamos llevar el virus a nuestros hogares.
Reflexionando sobre la cuarentena podemos ver que ha generado mayor ansiedad en las personas. La forma de socialización cambió de un día para el otro y se tuvo que mantener en el tiempo esta nueva forma de vida. Llevando el trabajo al hogar; al mismo tiempo, llevar la escuela al hogar y las diversas actividades que puedan tener los miembros de la familia. Aun ahora que se ha levantado la cuarentena, muchas de estas formas se siguen manteniendo en los hogares, sobrecargando el ambiente interno y por ende afectando las relaciones entre los miembros de la familia.
Por otro lado, la inestabilidad e incertidumbre de lo que pasara al día siguiente o de cómo poder llevar algo a nuestros hogares al finalizar el día, dentro del marco de las restricciones impuestas por el estado, es algo que ha vivido la mayoría de nuestra población. Me refiero al gran sector informal que vive del “día a día”. Teniendo que exponerse para poder sobrevivir al virus y el hambre.
Mientras
tanto, a la vuelta de la esquina, los hospitales abarrotados de personas que no
pudieron evitar contraer el virus. Familias en medio de la desesperación
haciendo todo lo que pueden y no pueden para conseguir el costoso y valioso oxigeno;
al frente de ellos, familias intentando acceder a las casi inexistentes e inalcanzables camas UCI. Saliendo de los hospitales abarrotados, vemos personas luchando contra el virus en sus casas, con sus familiares como doctores y la fe para sobrevivir porque esta enfermedad es un lujo que no todos pueden pagar.
En medio de este panorama del que no hemos salido aun, las ganas de salir delante de la gente son mayores que las dificultades de la pandemia y la incapacidad demostrada por parte del estado para tomar decisiones y llevar a cabo acciones a favor de la población. Las personas han demostrado una gran capacidad de resilencia, creatividad y fuerza para poder seguir adelante a pesar de todo lo que nos choca de frente.
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