A lo largo de la evolución humana, en
las diferentes sociedades siempre se ha prestado especial atención al
comportamiento humano, fundamentalmente a las conductas desviadas o diferentes.
Es por esto que, es importante repasar lo que pensaban y hacían en las antiguas
civilizaciones al respecto. Así también, destacar a sus principales autores.
En la prehistoria (5000 a.C), se
creía que la Locura era causada por posesiones demoniacas, a este hecho se le
denominaba “Pensamiento Mágico”, y para curar a todo aquel que padecía este “mal”,
se acudía a rituales como exorcismos o realizaban trepanaciones craneales con
la ayuda de chamanes, para así eliminar
al espíritu maligno.
En Egipto (4000 a.C) surgieron los
primeros tratamientos de enfermedades físicas, la medicina natural era
destinada para curar males físicos, mientras que la medicina mágica era empleada
por sacerdotes que ofrecían tratamientos a conductas inexplicables. Realizaban
interrogatorios para explorar la parte psíquica, oraciones, sacrificios y
ceremonias para curar la locura.
Se incluyeron en el Papiro de Ebers
(XVI a.C) los trastornos mentales como la epilepsia, así también en el Papiro
egipcio de Edward Smith (1550 a.C) se reconoce al cerebro como el responsable
de las enfermedades mentales. En el templo de Imhotep, se recurría como
terapia al uso de los sueños. También, descubrieron el trastorno emocional que
los griegos denominaron “histeria”. Debido a que consideraban que era
ocasionado por una mala ubicación del útero, y para ello fumigaban el órgano
sexual femenino con el objetivo de devolver a su correcta posición.
En la antigua Grecia, no existían
muchos recursos para explicar lo que era visible ante los ojos, es por ello que
dominaba el misticismo donde solo los Dioses eran los protagonistas, y los
responsables de castigar y controlar la conducta del ser humano. Es por ello
que, la locura era considerada como un fenómeno del cual el ser humano no era
responsable, sino más bien una víctima. Entre ellos estaba Até, la Diosa de la Ruina,
responsable de hacer que los humanos pasen por desgracias. La Diosa manía, ocasionaba
que las personas se desesperen y experimenten catástrofes. Dionisio, Dios del
Vino, le quitaba al hombre la consciencia de sí mismo.
Muchas dudas e hipótesis en torno a
la locura eran fundamentadas por diversos filósofos, que precisamente
intentaban entender el comportamiento humano. Entre ellos: Hipócrates (460 –
377 a.C) quien marcó una diferencia de lo que se creía en ese entonces acerca
de la locura, pues consideraba que el cerebro era el órgano más importante del
cuerpo, y sostuvo que la enfermedades mentales tenían un origen orgánico,
creando así la Teoría de los Humores que se encuentran en el cuerpo, clasificándolos
en Bilis Negra, bilis amarilla, sangre y
flema; de este modo Hipócrates afirmaba que el desequilibrio de estos fluidos ocasionaban
la enfermedad. Cabe destacar que, identificó la histeria, que solo se
presentaba en las mujeres al llevar una vida de abstinencia sexual. También,
clasificó enfermedades como la manía, epilepsia, paranoia, fobias e histerias.
Para él la cura estaba en la dieta, el baño y descanso.
Platón (429-347 a.C) consideraba que
el origen de los conflictos surgía cuando no había un acuerdo entre la razón y
emoción, por lo tanto era de causa ética. Es decir, la enfermedad se produce
por la injusticia, ignorancia, intemperancia y cobardía; estos defectos que son
contrarios a las virtudes como el coraje, la templanza, la justicia y la
sabiduría. Son entonces las pasiones compulsivas, sin medida las que originan
el desequilibrio. Clasificó la locura en cuatro tipos: profética, ritual,
poética y erótica. Destacó la importancia del diálogo entre paciente y médico
como medio terapéutico.
Galeno (130-200 a.C) complementó la
teoría de los humores desarrollada por Hipócrates, considerando que el
desajuste de ellos influye también en las emociones y salud mental, logrando
así relacionar que determinada cantidad o nivel de humor origina un tipo de
temperamento, obteniendo así cuatro tipos:
1.
Sanguíneo, correspondiente a la sangre. Aquellas personas
que siempre ven el vaso lleno, pues son optimistas por naturaleza, suelen estar
de buen humor. Muy emocionales, sensitivas, así también extrovertidas.
2.
Melancólico, corresponde a la bilis negra. Estas personas,
según Galeno, son muy sensibles, se abstrae mucho en su mundo interno, por ello
tiende a ser introvertido. Disfruta mucho del arte. Contrario al temperamento
sanguíneo, suele ver el vaso vacío, por lo tanto son muy enojones.
3.
Flemático, corresponde al fluido de la flema. Considerado
como el temperamento que mejor cae a las personas por ser calmados, y manejables en sus relaciones interpersonales,
pues no se hacen problemas o ante
dificultades no se alarman. Son muy analíticos y calculadores.
4.
Colérico, corresponde a la bilis amarilla. Son personas
extrovertidas, pero no como un sanguíneo. Cuentan con una gran energía para vivir,
por ello siempre buscan actividades, pues no pueden estar sin hacer algo que
les estimule. Dominantes, apasionados y tienen muy poca paciencia.
Al revisar y mirar el pasado, vemos
que la forma de abordar el comportamiento humano ha cambiado enormemente y ha
ido evolucionando con los pasos de los siglos. Gracias al aporte de múltiples
autores que dedicaron gran parte de sus vidas a la investigación se ha podido
desarrollar una disciplina, como la psicología. A pesar de ver los grandes
avances en esta materia, es algo que no acaba. La continua investigación forma
parte de seguir esta línea. Los nuevos descubrimientos en torno al
comportamiento y cerebro humano, complementado con otras disciplinas, nos
muestra formas inimaginables de concebir la naturaleza humana.
Este artículo fue escrito por Harbhajan
Rengifo Rodríguez, estudiante de psicología en la Universidad Científica del
Sur.
Instagram: https://www.instagram.com/harbhyr/
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